24 junio 2016
Los antihéroes ya no son suficientes
Una de las noticias televisivas más sorprendentes de esta semana ha sido la decisión de HBO de cancelar "Vinyl" pese a que la había renovado por una segunda temporada hace meses, justo después de que se emitiera un primer episodio que pasó con más pena que gloria. Era su gran apuesta del pasado otoño, un drama ambientado en la escena musical del Nueva York de los 70 que llegaba avalado por grandes nombres: Martin Scorsese y Mick Jagger en la producción ejecutiva y Terence Winter, que acababa de finalizar "Boardwalk Empire", como showrunner y responsable creativo. Su protagonista (interpretado por un Bobby Cannavale que está en plena campaña de los Emmy) era un ejecutivo de una discográfica que estaba en crisis, y que encuentra en el rock la fórmula para relanzar su negocio y, con suerte, también su vida.
Richie Finestra era otra vuelta de tuerca a los antihéroes que llevan dominando las "series de prestigio" desde "Los Soprano", y que parecían estar ya en retirada tras el fin de "Breaking Bad". Por que, ¿quién podía contar algo nuevo en ese campo después de Walter White? Aquella parodia despiadada que "The good wife" hacía de este tipo de series, "Darkness at noon", apuntaba el cansancio que se estaba adueñando de una parte del público y de la crítica (y de la industria) por estas series dominadas por un hombre blanco, heterosexual, de mediana edad, en crisis y metido en un mundo lleno de claroscuros morales, de violencia (ocasional o no) y de monólogos trascendentales sobre qué significa ser un hombre en el siglo XXI. Hace unos años podía bastar con colocar una de estas figuras al frente de una serie, pero ya no es suficiente.
A "Vinyl" no le bastaba con sus grandes nombres, con el marchamo de HBO, con el antihéroe en su centro o con la importancia de la música en su trama. Todo eso puede ofrecer una coartada antes de que se vea el primer episodio, puede hacernos creer que va a ser la gran serie del año, pero luego tiene que haber algo más. Una secuencia dentro de un edificio ruinoso en el que la potencia de una banda de rock provoca el derrumbe del techo queda muy pintona, pero no puede sostener toda la serie. Que es parte del problema de muchas de las propuestas a ser nuevas "series de prestigio". Hasta la segunda temporada de "True Detective" pecó de ello. Y la primera de "Halt and catch fire". Se acaba vendiendo más humo que una serie realmente de prestigio.
Lo más interesante es que HBO parecía ser consciente de todo esto. Terence Winter había abandonado la serie de cara a la segunda temporada y el nuevo showrunner, Scott Z. Burns, tenía que supervisar lo que parecía que iba a ser una entrega bastante cambiada. Es decir, Burns estaba en la posición de Joshua Safran al inicio de la segunda temporada de "Smash", salvando las distancias. Pero HBO no ha sido NBC. Una renovación para salvar los muebles no es suficiente para preparar el terreno a la era post-"Juego de tronos" que se avecina.
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