Desde hace 13 años, marzo es sinónimo en Madrid de Muestra Syfy, el pedacito del Festival de Sitges en la capital de España que, de hecho, se inauguró anoche justo con la ganadora del premio a la mejor película en la última edición, "La invitación". Las 20 cintas que se proyectan en los tres días que dura el evento (más tres sesiones infantiles y, este año, "Dentro del laberinto" y el capítulo musical de "Buffy, la cazavampiros") ofrecen una panorámica bastante variada del estado de salud del género fantástico y de terror en el mundo. Hay historias más indies, de misterio, de casquería, de ciencia ficción más o menos alocada y sesiones golfas en las que, francamente, lo que se echa de menos es un buen maratón de "Sharknado", y el público que se acerca a la nueva sede del Cine de la Prensa es igualmente heterogéneo.
Por ahora, el tono que han establecido tanto "La invitación" como "La bruja", que sirvió como presentación y adelanto de la Muestra, es el de contar historias a priori típicas del género desde una óptica diferente. En el caso de la película de Robert Eggers, era a través de una minuciosa reconstrucción de la vida de unos colonos puritanos ingleses en la Nueva Inglaterra del siglo XVI, y en la cinta dirigida por Karyn Kusama, es utilizando el punto de vista de su protagonista, Will, un hombre que arrastra un trauma que rompió años atrás su matrimonio. Un día, recibe una invitación para cenar en casa de su ex mujer y su nuevo novio, de los que hace dos años que ni él, ni ninguno de sus amigos, sabe ni una sola palabra.
La llegada de Will a la cena es incómoda por sus propios problemas y porque, desde el principio, algo no parece encajar en toda la situación. Pero la película juega con la idea de que puede ser idea de Will, porque sus amigos se comportan como si todo fuera perfectamente normal. Un poco raro, sí, pero inofensivo, que esto es Los Ángeles. La propia Kusama decía que "La invitación" es un poco un comentario sobre las normas de educación en estos casos, aparte de representar diferentes maneras de afrontar el dolor y la pena, y va construyendo poco a poco el clímax de su parte final, donde el estudio de las dinámicas internas de ese grupo de amigos deja paso a otra cosa.
Es un buen arranque para una Muestra que, en los últimos años, se había decantado más por los preestrenos de blockbusters, y que tiene aún por delante todo un fin de semana para descubrirnos otros películas que, de otro modo, no serían tan fáciles de ver (sin recurrir al DVDrip, nos entendemos).
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