Cuando se estrenó "The people vs OJ Simpson", la primera temporada de "American Crime Story", los críticos estadounidenses apuntaron que había varios momentos muy icónicos que deseaban ver en la serie. Uno era la persecución de Simpson por la autopista en su Bronco blanco; el otro era el momento, durante el juicio, en el que se probó los guantes utilizados durante el asesinato de su ex mujer, y el tercero era el sexto episodio de la serie, centrado en Marcia Clark, la fiscal principal del caso. De todo el circo mediático montado alrededor del juicio, el brutal escrutinio al que fue sometida Clark es, probablemente, uno de los aspectos más perturbadores por lo que significó de humillación pública continuada de una persona que sólo estaba haciendo su trabajo.
Ese "Marcia, Marcia, Marcia" que entrega la parte principal del protagonismo a Sarah Paulson, "American Crime Story" nos muestra uno de los lados más feos de su historia. El cachondeo a costa de la apariencia de Clark (la abogada que Tina Fey interpreta en "Unbreakable Kimmy Schmidt", por ejemplo, es una evidente parodia de la fiscal) no le resulta extraño a ningún espectador porque es sumamente habitual con las mujeres famosas, pero el capítulo consigue transmitir el daño que hacen esas chanzas, la insensibilidad y la actitud discriminatoria que laten por debajo. Todos los implicados en el juicio de OJ Simpson se convirtieron en celebridades de la noche a la mañana, pero mientras algunos estaban un poco más acotumbrados a los focos, como Robert Shapiro y Johnnie Cochran, a los demás les pilló por sorpresa y sin saber cómo reaccionar.
Cochran y Clark podían ser igualmente abrasivos en las sesiones, pero sólo de ella se hacían encuestas radiofónicas sobre si era una barbie o una zorra. El clima de comentarios sexistas llega a su punto álgido con ciertos apuntes del juez (ese "buenos días, señora Clark, creo") y la crítica de Cochran hacia su petición de no alargar una sesión porque no tenía canguro para quedarse con los niños. La cara de Paulson refleja en ese momento semejante esfuerzo por controlar su rabia y sus ganas de llorar, que no hace falta que veamos más para comprender por lo que debía estar pasando.
La propia Clark explica, en una entrevista en Vulture, hasta qué punto es acertado el retrato que "The people vs OJ Simpson" hace de toda la situación, pero lo que este episodio logra también es presentar a los dos fiscales como dos personas acosadas desde todos lados.
Clark y Chris Darden están solos frente a la ofensiva del Dream Team de la defensa de Simpson, frente a la voraz atención de los medios, que escarban en el pasado de todos los abogados en busca de detalles jugosos que les permitan continuar con su cobertura del caso las 24 horas del día. Darden no puede hablar con los medios para explicar por qué intenta meter en la cárcel a OJ, por qué no es un "Tío Tom", y Clark asiste como buenamente puede a las maniobras de sus ex maridos para sacar provecho de la situación. No es extraño que haya fans que hayan empezado a shippear a estos dos personajes porque Paulson y Sterling K. Brown han desarrollado una dinámica muy natural y cómplice entre ellos. Se apoyan mutuamente en medio de todo el circo e intentan hacer lo que ellos creen que es lo correcto.
"American Crime Story" se esfuerza por humanizar a todos los personajes, por ofrecer algo más que la imagen que pudo llevarse de ellos el público que se pasara un año viendo el juicio por televisión, pero aunque el retrato de Cochran, por ejemplo, es muy interesante, es inevitable que Clark y Darden se lleven nuestras simpatías. Lo tienen todo en contra, con unos medios que no les conceden ni un solo respiro, y un zeitgeist que atropella sus intentos de basarse en las pruebas del crimen, y se mantienen en la brecha. Son como una versión en fiscales, y sin horizonte romántico a la vista, de Mulder y Scully.
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