Los capítulos especiales de Navidad son una tradición de la televisión británica (si, además, esos especiales cuentan una historia de fantasmas, es imposible ser más inglés). Al igual que en la Premier League, en la que algunos de sus partidos más esperados se juegan el 26 de diciembre, las cadenas de televisión se reservan episodios importantes de algunas de sus series más populares para las últimas semanas de diciembre. A veces, hasta traen de vuelta títulos que llevan tiempo fuera de antena, como hizo BBC con “Absolutamente fabulosas” hasta no hace mucho y como hará con “Miranda” este año. O como ha hecho Channel 4 con “Black Mirror”, cuya segunda temporada se vio a principios de 2013 y de la que nunca se sabe con certeza si va a haber más capítulos. En gran medida, depende de la agenda de su creador, Charlie Brooker, que siempre está involucrado en otras trescientas cosas al mismo tiempo, así que no es de extrañar que los fans reciban cualquier nueva entrega como agua de mayo.
El especial de Navidad es, de momento, lo último visto de la serie, y es un capítulo un poco más largo que resulta curioso porque parece una amalgama de algunos de los gadgets presentados en las dos temporadas anteriores, utilizándolos juntos en una misma historia y hasta dándoles a algunos, como aquel chip de “The entire history of you”, un giro todavía más inquietante, si cabe. En un principio, parece que estamos ante uno de los esquemas más clásicos de los episodios navideños, una historia contada por uno de los personajes, pero enseguida empezamos a comprobar que hay un fondo bastante perturbador debajo de lo que estamos viendo, que inicialmente no parece serlo tanto. Puede ser un poco incómodo, pero no tan oscuro como resulta serlo en realidad. Este “White Christmas” es bastante efectivo en esa reunión de los “grandes éxitos” de “Black Mirror” (hasta se recupera “Anyone who knows what love is”), yendo un poco más allá con ellos y manteniendo el mismo sarcasmo y la misma capacidad para puntualizar que es el uso que damos nosotros a la tecnología lo que puede ser malo.
Mientras este capítulo ha sido de los primeros especiales de Navidad en verse en la televisión británica, lo que ya se ha podido ver es otra de las tradiciones de la programación en estas fechas; los especiales benéficos. “Children in need” o “Red Nose Day” son los más conocidos porque atraen siempre a grandes nombres (tienen hasta mini-capítulos de “Doctor Who”, como aquel famoso “Time crash” con David Tennant), pero “Text Santa”, el organizado por ITV la semana pasada, puede haberse llevado casi toda la atención por ese sketch de “Downton Abbey” en el que participa George Clooney. La presencia del actor estadounidense llevó a que hubiera una gran confusión en Internet sobre su papel; había quienes pensaban que salía en el especial de Navidad propiamente dicho, que cierra la quinta temporada y que se emite el jueves (Nova va a emitirlo en España sólo con media hora de retraso a su estreno en ITV), pero no es así.
Clooney presta su imagen autoparódica de los anuncios de Nespresso a un sketch de algo menos de diez minutos en el que “Downton Abbey” se entrega también a la autoparodia usando como excusa otro de los trucos más viejos de los capítulos navideños”: ¿cómo serían las cosas si yo no hubiera nacido? Con eso, tenemos metarreferencias de todo tipo, desde a las críticas de que la trama de la serie a veces no tiene sentido, hasta a una parodia de “Downton Abbey” y “Upstairs Downstairs” que el equipo detrás de “Absolutamente fabulosas” hizo para el Red Nose Day de 2011. En ese “Uptown Downstairs Abbey” aparecía Joanna Lumley, que en este sketch especial es el ángel que lleva a Robert Grantham como si fuera James Stewart en “Qué bello es vivir”. Son diez minutos muy simpáticos. Y Molesley a lo Tom Cruise en “Cocktail” no tiene precio.
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