El género de instituto es mucho más flexible de lo que puede parecer en un principio. Sí, tiene unas normas y unos arquetipos muy definidos, y que todo el mundo sigue, pero dentro de ese conjunto de reglas preestablecidas hay bastante margen para contar otras historias que vayan más allá del coming of age, de la maduración de su protagonista hacia algo más parecido a un adulto. Se pueden hacer comedias negras, thrillers de terror, dramas personales muy intensos, historias de ciencia ficción, de superhéroes, noir... El instituto no es más que un escenario. Aunque marque el comportamiento de sus personajes, sólo es el fondo sobre el que "pintar" el cuadro que realmente interesa.
"Riverdale" es un ejemplo de esa elasticidad. La serie de The CW no inventa nada nuevo (al menos, no lo hace en el piloto), pero da unas pinceladas de que un título teen, como el vetusto "Archie", puede renovarse para añadir toques de misterio y de comedia de diálogos sarcásticos. En Estados Unidos, "Archie" es toda una institución, una que estableció en los años 30 las bases para todo el género de instituto posterior con sus claramente delimitados protagonistas, del idealizado buen chico a la "vecina de al lado" o la popular que desprecia a quienes considera que están por debajo de ella en la escala social. La televisión estadounidense está obsesionada con la adolescencia y, en especial, con la sensación de que, para algunos, el instituto fue la época en la que tocaron techo, en la que dieron de sí todo lo que podían. Si a eso le añadimos triángulos amorosos y asesinatos con oscuras ramificaciones, no es de extrañar que "Riverdale" sonara tan atractiva para la cadena.
Realmente, la serie se presenta como un híbrido complicado, un cóctel que utiliza bastantes elementos, en teoría dispares, para contar su historia. Están el componente de "pueblo pequeño lleno de secretos" (de ahí vienen las comparaciones con "Twin Peaks", por ejemplo), los diálogos a medias entre "Glee" y "Dawson crece" (y con tantas referencias pop como los de "Veronica Mars"), las complicaciones sentimentales (y sexuales) propias de "Gossip Girl" (más un personaje que lo cuenta todo en voz en off, como si fuera un narrador omnisciente), el drama entre los padres que podía haber en "The OC"... Este Archie quiere ser más moderno, estar más en la línea de las series que se llevan ahora, y quienes disfruten con el género de instituto, van a encontrar una serie muy disfrutable.
El reto, como siempre, será su evolución. "Veronica Mars", por ejemplo, tenía muy claro que era, en realidad, una serie de detectives, mientras "Gossip Girl" sabía que era un culebrón de lujo. "Riverdale" empieza presentando el toque de misterio en medio de su historia de instituto, y será cuestión de ver cuál de sus dos partes gana más peso, o si se integran bien en el resto de la temporada.
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