Procedimental contra serializado. Es tal vez la discusión más habitual entre los aficionados a las series. A las series "de casos", las que manejan capítulos autoconclusivos, se las suele mirar por encima del hombro y se las descarta como obras menores, sin ambición, hechas para gente que no suele ver series y a la que no le importa perderse un par de episodios. Las serializadas, mientras tanto, se presentan como "las buenas", las que elevan la manera de contar historias en televisión, las ambiciosas, las que se dirigen a un público sofisticado y que de verdad puede considerarse seriéfilo. Cuántas decepciones ha acarreado esa manera de pensar.
Por su naturaleza episódica, todas las series son serializadas. Puede no estar contándose una trama continuada todas las semanas, pero son los personajes los que aportan el factor de continuidad y familiaridad para el espectador. Por eso suele decirse que uno no se engancha a una serie por su historia, sino por sus personajes. Cuando se puso de moda buscar la nueva "Perdidos", ¿cuántas series fracasaron porque se empeñaron en construir una trama intrigante y misteriosa habitada por personajes aburridos, como mínimo? La curiosidad por ver desenvolverse la historia puede llevarte hasta el capítulo cinco; sólo si la gente que impulsa esa historia es interesante, puedes llegar hasta la temporada tres.
En los comentarios de una entrada en ¡Vaya Tele! sobre procedimentales para gente que los aborrece ha surgido exactamente esta discusión, que luego ha seguido por Twitter, y se apuntaba justo esa idea de que muchos procedimentales no tienen ninguna ambición. No hay que desestimar series cuyo objetivo principal es entretener, y hay que tener en cuenta que hay algunos procedimentales que sí tienen ciertas aspiraciones, aunque se les nota menos que a algunos títulos del cable a los que sólo les falta una pancarta que diga "soy la mejor serie del año, y lo sé". Por ejemplo, es encomiable que "House" nunca dulcificara a su protagonista central, un personaje que no era tan habitual ver en la televisión abierto en 2004, y los pequeños experimentos formales que series como "CSI" o "Expediente X" se marcaron de vez en cuando podían ser muy imaginativos.
La ambición en los procedimentales puede estar en esas disgresiones formales, o en sus personajes. Y siempre que se toca este asunto, yo recuerdo, no sé por qué, "Time" un episodio totalmente autoconclusivo y aislado de los demás de la primera temporada de "Stargate Universe". Jugaba con varias líneas temporales en un bucle tipo "Atrapado en el tiempo", rompía la fórmula de la serie y no tenía después ninguna continuación; era como un universo paralelo independiente dentro de la temporada, un paréntesis, un experimento que no suele verse en televisión.
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