Cada vez que llegan los Oscar, Entertainment Weekly suele tener una minisección en su web titulada "Nominated for nothing", y en la que repasa algunas de las películas que las nominaciones a esos premios dejan fuera cada año. No lo hace con los Emmy, pero sí que hay, en todas sus ediciones, alguna serie que parecía que iba a conseguir una notable presencia en varias candidaturas, y que acaba siendo olvidada prácticamente por completo. Este año, una de esas series es "The Knick", el drama médico de época que tiene una candidatura al mejor director para Steven Soderbergh, y nada más. Ni siquiera Clive Owen ha podido llamar la atención de los votantes (sí, hay otras tres candidaturas técnicas, pero no son lo importante ahora mismo)
Es curioso que le haya pasado eso cuando, el verano pasado, parecía que era la apuesta de prestigio de Cinemax para salir de la sombra de su hermana mayor, HBO, el título que debía hacer que fuera tomado más en serie, más allá de sus títulos de acción pulp como "Banshee". Sin embargo, y aunque parezca mentira, ha terminado volando más bajo el radar. Los Critics' Choice no se acordaron de ella, y esa nominación de Soderbergh al Emmy parece obedecer más al peso de su nombre que a otra cosa. Y tampoco es tan raro que le haya pasado esto. "The Knick" es una apuesta un poco distinta, puede que demasiado distinta para ser un título de época, sobre todo porque la manera en la que está rodada se sale de los cánones habituales de estas producciones.
Esto no es "Downton Abbey", esto es más "Urgencias", buscando iluminación natural, una realización más "viva", mostrando la tensión y la sangre de unas cirugías en las que todo el mundo estaba aún aprendiendo e innovando, y presentando el Nueva York de 1900 como si fuera una película social de ahora mismo. Porque, recapitulemos, "The Knick" se sitúa en un hospital neoyorquino de principios del siglo XX, que depende de la filantropía de una adinerada familia para funcionar, en la que su administrador tiene unos tejemanejes con el dinero no demasiado transparentes y donde los camilleros de las ambulancias reciben una cantidad estipulada por cada paciente que lleven al hospital.
Allí encontramos a un cirujano obsesionado con avanzar las técnicas de las operaciones, otro muy ambicioso, pero con menos talento del que él cree, a un tercero muy preparado (hasta con estudios en Europa) pero cuyo color de piel lo margina enseguida, y a la gestora del hospital, como quien dice, la hija del benefactor, a la que nadie termina de tomar en serio por mucho que ella lo intente. Cuando se estrenó la primera temporada se dijo, con razón, que John Thackery, el personaje de Clive Owen, era otro antihéroe más, otro hombre blanco con problemas, pero quienes se distinguen con rapidez como los protagonistas más interesantes son el doctor Edwards y la señorita Robertson, que se enfrentan a discriminaciones raciales y sexuales de diferente índole.
Por ahí es por donde "The Knick" tiene algo que decir. "Get the rope", su capítulo centrado en unos disturbios raciales, estuvo en muchas listas de los mejores episodios del año pasado, y es habitual que muestre cómo las mujeres buscaban soluciones clandestinas a sus problemas, porque si tenían que ir por los cauces oficiales, nuna conseguirían nada. El contraste entre la modernidad de la dirección (y de la música) y la ambientación en 1900 quizás es demasiado chocante para los votantes de los Emmy, o a lo mejor es que otra serie de médicos, por muy diferente en lo formal que pueda ser, ya no tiene el mismo tirón. Lo cierto es que será interesante como mantiene la serie el tirón en la segunda temporada, que llega el 16 de octubre.
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